Comportamientos agresivos: resultado de la naturaleza y crianza
- Gabriela Batres
- Oct 22, 2018
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Los comportamientos agresivos de una persona son influenciados por variaciones en los genes del circuito serotoninérgico (se origina en los núcleos de una amplia red organizada en el tallo cerebral) y sus experiencias vividas durante los primeros años de niñez, según el estudio Nature and Nurture Predispose to Violent Behavior: Serotonergic Genes and Adverse Childhood Environment publicado en la revista Neuropsychopharmacology en 2007.
La investigación evaluó dos premisas
1. La contribución de los polimorfismos (variaciones que pueden existir sobre el ADN de un mismo gen) en la moderación de las transcripciones de los genes 5-HTT, transportador de serotonina (sustancia química encargada del estado de ánimo), y MAO-A, (encargado de degradar los neurotransmisores de monoaminas), y su relación con el desarrollo de comportamientos violentos.
2. Las interacciones entre el entorno genético y un ambiente negativo durante la infancia de los sujetos evaluados.
El estudio se llevó a cabo en dos grupos.
Una primera muestra de 184 hombres adultos de raza caucásica con una edad promedio de 34 años quienes con anterioridad habían cometido alguno de los siguientes crímenes: homicidio, lesión física, robo, delitos contra la propiedad, fraude, abusos sexuales, delitos de drogas, entre otros.
Y un segundo grupo de control compuesto por 150 hombres adultos de nacionalidad alemana con una edad promedio de 34 años.
Para su análisis, las variables de estudio fueron divididas. Los comportamientos violentos de los sujetos conformaron la variable dependiente y los genotipos (conjunto de los genes que existen en el núcleo celular de cada individuo) MAO-A, 5-HTT y DAT transportador de dopamina (sustancia química que transmite los impulsos); las experiencias adversas durante la infancia; y las interacciones entre ellos representaron la variable independiente.

Análisis estadístico del estudio
Los genotipos se estudiaron como variables opuestas que se expusieron de la siguiente manera:
MAO-A: los alelos (manera en que puede manifestarse un carácter o un gen) cortos (3 repeticiones) – los cuales han demostrado en estudios anteriores que poseen una alta probabilidad de reacción agresiva en la vida adulta si fueron expuestos a abusos infantiles – comparados con alelos largos (4 o 5 repeticiones) cuyo nivel de actividad ha sido expuesto como ideal.
5-HTT: los genotipos s/s y s/l – ambos han presentado una alta probabilidad de generar depresión, ansiedad, hostilidad, agresión y poca amabilidad – comparados con genotipos l/l los cuales presentan estabilidad en las áreas mencionadas anteriormente.
DAT: los genotipos 9/9, 9/10 y 9/11 – cuyos resultados en estudios anteriores expresaron altos niveles de Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad TDAH – comparados con genotipos 10/10 y 10/11 los cuales no han presentado relevancias estadísticas al respecto.
Estudio de ambiente adverso en la infancia
La muestra fue evaluada sobre una escala de 0 representando un entorno óptimo durante la infancia y 2 representando un entorno infantil bajo las condiciones más desfavorables.
En un rango de edades de cero a 10 años, los postulados analizados consistieron de: estatus social, estructura del núcleo familiar, ambiente emocional dentro de la familia, integración social y educación escolar.
De los 184 sujetos evaluados el 39.1% (n=72) de ellos presentó un historial de conductas violentas recurrentes. Además, esas conductas demostraron ser más comunes en los sujetos de menores edades (32 años) en comparación con los sujetos de mayores edades (35 años).
“A pesar de las limitantes de nuestro estudio [...] nuestro mayor avance está en el alto número de sujetos estudiados para la variable principal (violencia) a comparación de estudios realizados anteriormente”.
Andreas Reif, psicobiólogo clínico y molecular de la Universidad de Würzburg
Los resultados del estudio demostraron que los individuos con un historial de abuso de drogas representaban el grupo más agresivo (54.2%) comparados con quienes no contaban con un historial de abuso de drogas (37.5%). Sin embargo, no se encontró una variación en la frecuencia de los genotipos de estos dos grupos.
Los desórdenes de personalidad resultaron ser más comunes en los individuos agresivos (43.0%) a diferencia de los individuos no agresivos (29.5%). Nuevamente, no se encontró una variación en la frecuencia de los genotipos de estos dos grupos.
Lo que aporta el estudio a la ciencia
El análisis del estudio demostró relación – independiente entre ellos – del genotipo MAO-A y un entorno de infancia negativo con un alto riesgo de desarrollo de comportamientos violentos durante la vida adulta.
También identificó una asociación en un entorno genético entre el polimorfismo 5-HTT y la agresión.
Por último, el estudio resalta que la variación en DAT no parece involucrarse de alguna manera con los comportamientos agresivos de un individuo.
“Estos resultados sugieren que la degradación de serotonina realizada por MAO-A es la mayor influencia en las conductas violentas, no la dopamina”, agrega Reif.
Los autores incitan a que se realicen más investigaciones respecto al tema debido a que la neurobiología de la agresión y la violencia son temas de interés no sólo para científicos sino para políticos quienes unidos deben reconocer los efectos de los entornos genéticos para así crear ambientes de protección contra conductas violentas presentadas.
Enlace al estudio original
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